Makita tenía solo 2 añitos, era una niña muy despierta para su edad, acostumbraba desde pequeña pasear de mano de su padre todos los fines de semana, era algo habitual y hasta ese día nada había cambiado, le encantaba que su mano pequeña fuera envolvía en la enorme y fuerte mano de papa, no había nada más seguro que eso.
Cuando caminaba feliz por el parque con su padre, miraba a su alrededor y todo le parecía tan hermoso… veía a los niños con sus volantines, otros en sus bicicletas, y corriendo por todos lados, aunque no sabia bien diferenciar una cosa de otra, ella sonreía al ver que los niños se divertían y entonces era cuando quería salir corriendo tras ellos para jugar también, pero la respuesta de su padre siempre era… “Aun no Makita ya llegara el día en que tu también podrás correr con ellos” pero aquel día fue diferente, llegaron a un área llena de juegos algunos grandes y otros pequeños, llenito de niños divirtiéndose, makita otra vez tironeo la mano de su padre, y esta vez para su sorpresa su padre la soltó, makita asustada abrió sus grandes ojos cafés, y retrocedió buscando casi con desesperación esa mano que le daba seguridad, pero su padre la miro y le dijo “makita ya es tiempo tu ya sabes caminar solita, ve y descubre cuando puedes hacer”, casi como encantada por una varita mágica, salio corriendo a los juegos, subió una escalera pequeña y se tiro por el resbalín, y muy entusiasmada por su hazaña, volvió a hacerlo nuevamente, pero cuando iba a la tercera vuelta, una niña mas grande se apuro a adelantarla y al hacerlo empujo a makita quien salio expulsada hacia delante cayendo de rodillas en la arena frente a su padre, lo miro y sus ojos se llenaron de lagrimas, ella estaba recién aprendiendo y no era tan grande y fuerte como los demás niños, ya no se sentía tan segura y sintió que necesitaba la mano de su padre otra vez, sin embargo Él la miro, la tomo por los hombros y la dirigió a los juegos, mientras le decía, “No importa el motivo por el cual caigas, tampoco importa mucho si caes, lo importante makita es que aprendas a pararte, con el tiempo te darás cuenta que al principio necesitaras la ayuda que hoy te doy, luego te costara levantarte pero miraras a tu lado y buscaras afirmarte de algún objeto que te de seguridad, ya después será mas fácil y te pararas sola, y cuando ya seas mas grande te caerás menos porque serás mas fuerte, pero nunca olvides que ya aprendiste la mejor lección… levantarte y seguir, además yo estaré aquí, mirándote” Makita sonrió y se dio cuenta que no era tan fácil caminar, pero podría intentarlo, porque su padre la estaría mirando y si necesitaba alguna vez su ayuda solo tenia que llamarlo.
"Dios nos ama como la niña de sus ojos, pero su amor no solo significa protección, el también nos ama cuando suelta nuestra mano y nos deja que aprendamos a caminar en la vida, el desea que crezcamos. Sin embargo el siempre nos esta mirando y esta dispuesto a acudir cuando le llamemos"
Por Tamara Jara P. (Martes, 7 de septiembre de 2010)
Gracias Tamy, hermosa enseñanza me llega mucho igual en este momento que vuelvo a ser padre!
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Juan G.