Sucede
que cuando uno hace una invitación a una persona especial a un lugar
determinado como por ejemplo tu casa, uno toma algunas medidas, trata que todo
esté ordenado, tener cosas ricas para el invitado especial. De hecho conversando con mi profesora de
liderazgo veíamos como algunas familias tienen cosas sólo para visitas.
Ejemplo: un lindo mantel, vajilla, cubiertos etc. Queremos que se sienta cómodo
para que se vaya contento. De hecho a veces das más de lo que tenías
considerado como por ejemplo, mostrar fotos de tu familia que tienen un precio
sentimental muy alto.
Pero
pasa aquí que María estaba a la mesa con Jesús, lo más probable es que lo haya
estado escuchando con una cierta admiración, también lo más probable es que la
mesa estuviera llena de cosas ricas, con una buena decoración y Jesús estaba
muy cómodo.
Pero
me da la sensación que María estaba intranquila, no quería desaprovechar la
oportunidad de querer sorprender a Jesús, por lo que empezó a pensar en qué podía hacer, quizás cantar,
contar alguna experiencia importante, y se acordó, que en su habitación, en el
último caóno de su closet, que estaba con llave, ahí guardaba un perfume de
nardo. Con gran entusiasmo, corrió a su habitación, busco las llaves y se
apresuró a sacar este perfume. Esta era la oportunidad de darle algo tan
preciado a Jesús, con tal de que Él nunca la olvidara y lo más importante, que algún
día volviera a su casa.
Leer
Juan 12:3 - Entonces, María salió de su habitación y todos se dieron cuenta que
ella iba hacer algo, su cara denotaba que algo iba a suceder. Corrió donde
Jesús, no le dijo ninguna palabra y le pidió sus pies y procedió a ungirlos con
este perfume.
María
había sacrificado algo tan preciado, de tanto valor para ella, para Jesús.
Ahora
bien, cuando tienes a este invitado especial, lo atiendes tan bien que tú te
sientes cómodo, tranquilo, satisfecho y más tu invitado. Luego vez que Él se
muestra tan contento que lo sigues atendiendo porque es tu potencial invitado
que va a volver.
Reflexión:
Estamos hoy, como invitados delante de Dios, estoy seguro que él está dispuesto
todos los días sacrificar cosas para que te sientas cómodo. Pero quiero llevarte a un nuevo escenario.
Dios es tu invitado, y llegó a tu casa, qué estás dispuesto a darle a Dios para
que se sienta cómodo, que se sienta contento, qué podrías sacrificar. ¿Crees que será un potencial invitado que
querrá volver?
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